octubre 6, 2025

Licántropo

Periodismo digital

Sin medicinas, sin luz y bajo fuego

A dos años del inicio de la guerra en Gaza, la infraestructura de salud se encuentra al borde del colapso. De acuerdo con el estudio “Resiliencia en medio del caos: el papel de los centros médicos de Gaza”, publicado en septiembre por la revista PLOS Global Public Health, entre mayo de 2025 y ese mes se han contabilizado 720 ataques a los servicios de salud en el enclave, que han dejado 970 muertes y alrededor de mil heridos.

La investigación, revelas las condiciones de los “puntos médicos”, en Gaza, unidades de atención temporales que se han vuelto esenciales ante el recrudecimiento del conflicto en Palestina. En mayo de este año, la Organización Mundial de la Salud reportó que al menos el 94% de todos los hospitales de la Franja de Gaza están dañados o han sido destruidos.

El estudio publicado en Global Public Health logró contactar a 44 puntos médicos en el territorio palestino, pero solo 28 pudieron responder. Los resultados evidencian una crisis generalizada: escasez de insumos básicos, medicamentos y analgésicos, ausencia de drenaje y condiciones extremas tanto para el personal como para los pacientes.

“Las condiciones de los equipos médicos son de absoluta precariedad, trabajan y viven dentro de las clínicas, las condiciones en las que trabajamos son las peores imaginables”, cuenta en entrevista Joan Tubau, coordinador de operaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza.

La organización se vio obligada a suspender actividades en el enclave el pasado 26 de septiembre debido a la escalada de ataques de las fuerzas israelíes a menos de un kilómetro de sus instalaciones, sumado a un ataque, el 15 de septiembre, a su centro de distribución de agua. MSF colaboraba en dos clínicas y dos hospitales dentro de Gaza antes de suspender sus operaciones.

Vivir y trabajar en la zona del conflicto

La atención médica carece de agua limpia, personal suficiente, electricidad e internet. El estudio de Global Public Health detalla que el 54% de los puntos médicos documentados opera sin acceso constante a la electricidad, lo que paraliza equipos; solo 17% cuenta con drenaje funcional, y en casi un tercio no hay jabón ni desinfectantes.

En promedio, un equipo de siete personas en estos puntos atiende a 117 pacientes cada día. A esta fragilidad material se suma un miedo permanente en el personal de salud. “Constantemente hay ataques o muy próximos o muy cercanos”, relata el Tubau.

Aunque el 92.9% de los puntos médicos se encuentra en zonas designadas como humanitarias, dos de estas instalaciones ya han sido atacadas directamente. Cuatro centros reportaron que al menos un miembro de su equipo había sido herido o arrestado, y uno de los trabajadores falleció en un ataque aéreo.

Mujeres y niños, los más vulnerables

Mujeres y menores pagan el precio más alto. La crisis se manifiesta con crudeza entre las embarazadas y madres lactantes, en quienes se detectan niveles de malnutrición aguda “que no habíamos visto nunca antes en Gaza y en muy pocas ocasiones tan concentradas en las mujeres en edad fértil o madres lactantes”, afirma Tubau.

Esa desnutrición materna conduce a un aumento de bebés con bajo peso al nacer que requieren cuidados intensivos. Ante la falta de recursos, el personal médico se ve obligado a colocar “tres o cuatro bebés en una incubadora, porque las circunstancias son las que son”.

El colapso sanitario también se refleja en la caída de los programas de vacunación. Según el estudio de Global Public Health, la cobertura contra la poliomielitis descendió del 99% en 2022 a menos del 90% en el primer trimestre de 2024, lo que permitió el resurgimiento de la enfermedad tras 25 años erradicada.

Entre los menores de cinco años aumentan las enfermedades infecciosas como infecciones respiratorias agudas, diarrea y hepatitis.

El acercamiento del otoño e invierno agrava la situación: “las temperaturas pueden caer por debajo de los 10 grados, sumado a la humedad del mar, lo que puede generar enfermedades epidémicas y neumonías”, advierte el coordinador de MSF.

Para los pacientes con enfermedades crónicas, el panorama es incierto. Según el estudio, la Insulina y antiepilépticos no están disponibles en más del 90% de los puntos médicos, los tratamientos contra el cáncer son prácticamente inexistentes y los medicamentos psiquiátricos padecen una escasez superior al 90%.

Los puntos médicos también atienden a víctimas directas de los bombardeos, pero carecen de recursos básicos: un tercio no dispone de kits de sutura, 68% carece de gasas estériles y 43% no tiene anestésicos locales. Desinfectantes como alcohol, yodo o clorhexidina solo están disponibles en nueve puntos médicos.

Conflicto agota salud mental del personal de salud

El impacto emocional ante el conflicto es, en palabras de Tubau, “tremendo”, consecuencia de “dos años de miedo constante, de perder familiares y ver su ciudad convertida en cenizas.”

El personal de salud, agotado y desnutrido, trabaja y duerme dentro de las mismas clínicas donde atiende a cientos de pacientes. “Muchos están extraordinariamente cansados”, reconoce el coordinador.

Israel y Hamas se preparan para negociaciones indirectas en Egipto el próximo lunes, lo que abre la puerta a un eventual alto al fuego que es clave para reconstruir la infraestructura de salud en Gaza. “Lo que más surge hoy es parar los combates (…) se hacen muchas declaraciones y discursos; lo importante es que se materialicen”, insiste Tubau.

Copyright © All rights reserved. | Newsphere by AF themes.