Enfrentan empresas mexicanas el reto de fortalecer el mercado interno
En un entorno económico retador y marcado por ajustes arancelarios que ya impactan en los presupuestos empresariales, el mundo financiero atraviesa uno de sus momentos más complejos en los últimos años.
Así lo advirtió Gerardo Cruz Espinoza, ex presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) capítulo Coahuila Sureste, al señalar que el momento exige fortalecer la productividad interna y replantear la relación entre empresarios y gobierno.
“El impacto de los aranceles se está reflejando en los presupuestos. Es tiempo de trabajar hacia adentro, de sentarnos en mesas de negociación para incentivar la productividad local y disminuir la dependencia de las importaciones”, afirmó.
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Cruz Espinoza subrayó que, si México continúa con un modelo basado en altas importaciones y un debilitamiento de las exportaciones, el país enfrentará serios riesgos económicos.
“Dios nos agarre confesados si seguimos importando sin producir localmente”, advirtió en tono serio.
Una de las principales preocupaciones, añadió, es la falta de inversión en investigación y desarrollo.
Mientras antes se destina aproximadamente el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) a este rubro, hoy el presupuesto es prácticamente inexistente.
Esta falta de inversión limita la innovación y la capacidad de crear un mercado interno robusto que amortigüe los choques externos.
“El momento es propicio para fomentar la creatividad y la generación de nuevas ideas. Como decía Albert Einstein, las crisis son oportunidades para innovar”, recordó Cruz Espinoza, quien llamó a las empresas a no permanecer estáticas pese a la incertidumbre.
Respecto al entorno inmediato, consideró que 2025 será un año de observación y ajustes.
“Estamos midiendo las aguas, pero es crucial comenzar ya a actuar, negociando con el gobierno en temas fiscales y presionando para que las inversiones públicas sean reales y productivas”, advirtió.
El desafío, concluyó, no es menor: o México fortalece su mercado interno y genera condiciones de competitividad desde dentro, o se arriesga a enfrentar desequilibrios comerciales y financieros que comprometería su crecimiento de largo plazo.