“Creímos que nos íbamos a morir”

Villa de Tututepec, Oax.- A la una de la mañana el huracán “Erick” golpeó a Charco Redondo, una comunidad afromexicana de la Costa Chica de Oaxaca. El viento bufaba, su sonido atemorizaba a los pobladores, mientras la intensa lluvia irrumpió violentamente al interior de sus hogares construidos con tablas, palos y láminas; luego, arrancó las láminas de los techos, las cuales volaban por los aires en un vaivén, como arrastradas por el cielo en un remolino.
Flavia Acevedo Marciche, su esposo y su familia, de ocho integrantes, entre ellos una bebé de un año, decidieron salir de la casa de apenas dos habitaciones y arrinconarse en un pequeño espacio, ante el temor de que cayera todo encima de ellos.
“Sentíamos que nos íbamos a morir en ese rato. Nos fuimos arrinconando porque era como un tornado, fue muy feo. Nos amaneció hasta las cinco de la mañana. Se mojó todo aquí”, recuerda la mujer.
Charco Redondo es una agencia del municipio Villa de Tututepec, cercana al océano Pacífico. Su población es en su gran mayoría campesina, se dedican al corte de limón, de plátanos y papaya, y algunos tienen un poco de maíz. En la localidad existen cerca de 200 viviendas, la mayoría construidas con materiales como madera, palos, láminas y hules; algunas son de cemento, varilla y tabicones, pero con techos de lámina.
En Puerto Escondido, el impacto de “Erick” causó afectaciones principalmente en embarcaciones dedicadas a la pesca y a la prestación de servicios turísticos. El muelle de la playa principal y la bodega de los pescadores quedaron destruidos.
La fuerza de las olas y la marea que invadió por completo el área de playa de la bahía principal de Puerto Escondido dejaron bajo la arena algunas lanchas con todo y motor, y otras quedaron con daños estructurales.