Sembradores de fe en la familia

Mérida, Yucatán a 27 de julio de 2025.– Con el lema “Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza” (cf. Si 14,2), la Iglesia Católica celebró este domingo la V Jornada Mundial de los Abuelos y de las Personas Mayores, una fecha que se conmemora el cuarto domingo de julio, en cercanía a la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús.

En Mérida, la parroquia Santa María Goretti se unió a esta celebración con una emotiva misa presidida por el padre José Guadalupe Pech Balam, quien resaltó el valor de los adultos mayores como pilares de fe, esperanza y amor en la familia y la sociedad.

Durante su homilía, el sacerdote subrayó que los abuelos no deben ser vistos únicamente como destinatarios de cuidado pastoral, sino como auténticos testigos y transmisores de esperanza, especialmente en un mundo donde, dijo, “parecen invisibles para las nuevas generaciones”.

“Nuestros mayores han vivido pruebas, dificultades y sufrimientos, pero también han sido quienes nos han enseñado, con su ejemplo, los caminos de Dios”, expresó el padre Pech Balam. Agregó que muchos de los valores espirituales y humanos son heredados de los abuelos, quienes, en muchos casos, son los encargados de transmitir la fe a sus nietos.

El sacerdote también compartió la historia de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María, quienes según la tradición, no podían tener hijos, pero nunca perdieron la fe ni dejaron de ayudar a los demás. “Su esperanza y su oración constante fueron recompensadas con el nacimiento de María, la madre de Jesús”, relató.

La celebración contó con la participación de niños que recientemente hicieron su primera comunión, quienes acompañaron a sus abuelitos durante la misa. El padre José Guadalupe hizo un llamado a las familias a no olvidar a sus mayores, a escucharlos y valorar su presencia: “No se cansen de enseñar a sus nietos, no solo con palabras, sino con el testimonio de una vida coherente”.
El mensaje por el sacerdote, haciendo énfasis en que los ancianos son una riqueza viva de la Iglesia y de la sociedad.

Al término de la Santa Misa, la parroquia consintió a todos los abuelitos con un desayuno fraterno, organizado en coordinación con la Pastoral Social. El padre José Guadalupe, junto con voluntarios, compartió y convivió con los asistentes, en un gesto de cariño y reconocimiento a quienes han dejado huella con su vida y su fe en la comunidad.

La jornada tuvo buena respuesta por parte de los fieles, tanto en la sede parroquial como en las capillas, donde numerosos abuelitos asistieron acompañados de sus familias para agradecer a Dios por el don de la vida y la fe compartida a lo largo de generaciones.
(LicantropoDigital/J. Ordaz)
