septiembre 30, 2025

Licántropo

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El mundo dirá adiós al papa

Ciudad del Vaticano.- Más de 250,000 personas dieron el último adiós al papa Francisco durante tres días de velatorio público por parte de dolientes ordinarios, líderes eclesiásticos y políticos que terminaron el viernes, la víspera de su funeral de Estado en la Plaza de San Pedro y su entierro en una basílica situada afuera de los muros del Vaticano.

Líderes mundiales, entre ellos el presidente de Argentina, Javier Milei, y miembros de la realeza, acudieron a Roma para el funeral. Pero el grupo de marginados que se reunirá con su féretro en una pequeña basílica del centro de la ciudad está más en consonancia con la persona humilde de Francisco y su desdén por la pompa.

Decenas de miles de dolientes esperaron durante horas en fila durante tres días para despedirse de Francisco, quien falleció el lunes tras sufrir un derrame cerebral a los 88 años de edad.

Un cambio de guardia a los lados del ataúd abierto de Francisco indicó el final del periodo de velatorio. El difunto papa estaba vestido con túnicas rojas, una mitra de obispo y un rosario entrelazado en sus manos. Será enterrado con sus zapatos negros desgastados, emblemáticos de la vida sencilla que defendía.

El cardenal Kevin Farrell presidió el cierre y sellado del féretro en su papel de camarlengo, o administrador interino del Vaticano, dijo la Santa Sede. Según los ritos, se colocó un paño blanco sobre el rostro del papa, y en el ataúd se introdujo una bolsa con monedas acuñadas durante su papado junto con un resumen escrito de una página de su papado.

El resumen de su papado, llamado rogito, resumió toda su historia de vida, desde su infancia en Argentina como hijo de padres de ascendencia italiana, pasando por su sacerdocio hasta llegar a arzobispo y cardenal en Buenos Aires, y luego papa. Destacó su “defensa de los inocentes”, sus encíclicas y también sus enfermedades.

“Era un pastor sencillo y muy querido en su arquidiócesis, que viajaba mucho, también en metro y autobús”, decía el texto del documento, relatando su vida como arzobispo. “Vivía en un apartamento y preparaba la cena solo, para poder sentirse como una persona común”.

Las azafatas jubiladas Aurelia Ballarini y Francesca Codato, acudieron el viernes a dar su último adiós al pontífice con motivaciones muy diferentes. Ballarini, de 72 años, estaba asimilando su dolor, mientras que Codato, de 78, buscaba perdón.

“Lo dio todo, se entregó por completo, hasta el final. He pasado los últimos dos días llorando. No me encontraba bien después de su fallecimiento, ni siquiera puedo decir la palabra. Para mí, voló. Un día nos volveremos a ver”.

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