noviembre 30, 2025

Licántropo

Periodismo digital

Respuesta débil contra el fentanilo

Las redes sanitarias del país no están listas para abordar el reto que representa la irrupción del consumo de metanfetaminas y fentanilo, así como su uso para adulterar otras sustancias como la xilacina, reconoce en un informe la Secretaría de Salud, en el contexto del programa entre la Unión Europea (UE) y América Latina sobre drogas COPOLAD III.

Existen obstáculos legislativos para la implementación de terapias que han resultado clave en diversas partes del mundo para revertir sobredosis y riesgos de muerte, como es la utilización de naloxona.

La publicación, en la que aparece entre los créditos David Kershenobich, secretario de Salud, fue elaborada con la asistencia técnica y financiera de la UE, el Programa de Cooperación entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea en materia de política de drogas (COPOLAD) y Episteme Social, una plataforma de investigación con sede en Barcelona.

Material de apoyo

Con fecha de noviembre, supone una guía técnica destinada a los profesionales sanitarios de todos los niveles para atender la problemática del uso de metanfetamina y fentanilo desde el punto de vista del acompañamiento comunitario y de la reducción de riesgos y daños. Está basada en las últimas evidencias en la materia de los tratamientos para los trastornos por el uso de estas sustancias, destacando modelos exitosos en el rubro de la intervención, planificación y recuperación.

Menciona que “enfrentamos un desafío de salud pública que no puede ser abordado únicamente desde una perspectiva de seguridad, sino que exige, en su núcleo, un enfoque de bienestar y justicia social”.

Salen de control

El documento sostiene que en México, al igual que en otras partes del mundo, los fenómenos asociados al consumo de sustancias ilícitas se están viendo transformados por la llegada de drogas desconocidas en determinados contextos y regiones, concretamente por la metanfetamina y el fentanilo, cuyo uso “representa un desafío” para las instituciones encargadas de ofrecer respuestas al impacto que están teniendo en los sistemas sanitarios y sociales.

“El sistema de salud mexicano debe amoldarse a las nuevas realidades relacionadas con la llegada y expansión de tendencias de uso de drogas y para ello deberá adaptar sus capacidades para brindar de la forma más eficiente posible, según estándares internacionales, una respuesta a estos nuevos desafíos.

Problema de raíz Los retos asociados al uso de opioides sintéticos de alta potencia se ven agravados por una capacidad de respuesta local limitada en la prevención de sobredosis. La ausencia de una estrategia centralizada de prevención supone un vacío estructural que complica la implementación de políticas públicas en esta materia de forma efectiva. “Este hecho viene a justificar la necesidad de dotar a los equipos profesionales de herramientas basadas en la evidencia y en los derechos de las personas, en los distintos niveles de atención”.

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