septiembre 30, 2025

Licántropo

Periodismo digital

Duelo y gratitud en Argentina

Buenos Aires.- Argentina, la tierra que hace 88 años vio nacer a Jorge Mario Bergoglio y que en 2013 lo vio marcharse para ocupar la silla de Pedro, le despide entre la congoja, la gratitud y el reconocimiento a quien quedará en la historia como el primer sumo pontífice latinoamericano y el ‘papa de los descartados’.

Siete días de duelo fueron decretados por el presidente de Argentina, el ultraderechista Javier Milei, quien en un mensaje en redes sociales afirmó que para él, a pesar de sus “diferencias” con Bergoglio, fue un “verdadero honor” conocer al papa “en su bondad y sabiduría”.

Buenos Aires amaneció con un cielo plomizo, tan gris como aquel 13 de marzo de 2013 en el que el mundo conoció al nuevo papa venido del ‘fin del mundo’. Como en aquella memorable jornada, la catedral de Buenos Aires -la misma que Bergoglio pisó por última vez el 26 de febrero de 2013, cuando partió a Roma para el cónclave que cambiaría su vida para siempre- se colmó de feligreses.  Y, como entonces, repicaron las campanas, esta vez en señal de duelo.

En su natal barrio de Flores, en el centro-oeste de la capital argentina, las muestras espontáneas de cariño y admiración tampoco se hicieron demorar.

Desde temprano, feligreses se acercaron a rezar a la basílica de San José de Flores, donde Bergoglio, a sus 17 años, descubrió la vocación sacerdotal.

Cerca de allí, decenas de vecinos se acercaron a la casa natal de Francisco y a aquella donde vivió su niñez y adolescencia para dejar flores y velas en homenaje al más ilustre hijo de esa comuna.

“Lo recuerdo con su sonrisa, con su voz, su claridad en la comunicación, con su convicción, su coherencia, su austeridad y su amor, sobre todo, a los más descartados”, sostuvo el sacerdote Lorenzo de Vedia, de la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, que tuvo una estrecha relación con Francisco.

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